La primera dificultad para un pescador a mosca acostumbrado a la pesca de truchas, y de forma más ocasional a la pesca de barbos, carpas y basses, es el equipo. Si bien en un momento determinado podemos usar la caña de línea 5 para pescar cualquiera de las especies mencionadas para pescar lucios necesitamos un equipo pesado, debido al enorme tamaño de los señuelos y, por lo tanto, a la imposibilidad de poder manejarlos con un equipo ligero para lanzar a una mínima distancia y con la precisión adecuada.
El bajo de línea, en general, no tiene que ser largo y el tipet a utilizar será monofilamento del 35 ó 40 de buena calidad. Además, debido a la dentadura extremadamente cortante que tienen estos peces, hay que usar terminal de acero para evitar la rotura del hilo.
Respecto a los señuelos imitan pececillos, cangrejos, ranas o cualquier otra cosa, real o no, que parezca un ser vivo. Los más habituales suelen ser los de piel de conejo y los hechos con fibras artificiales y la cabeza acabada en epoxi que imitan pececillos.
La picada del lucio al estrímer puede ser desde una parada muy sutil hasta un ataque rapidísimo y muy potente. Agunas veces el lucio sigue al señuelo una y otra vez y cuando parece que no lo va a atacar repentinamente se lanza sobre él tomándolo con fuerza.
En otras ocasiones después de una picada en la que se ha clavado momentáneamente, pero que tras una corta pelea se suelta, sigue atacando al señuelo (mejor si cambiamos el tipo de señuelo) y puede volver a morderlo con fuerza para iniciar una segunda pelea.
En zonas con mucha presión de pesca, como todos los peces, se vuelve extremadamente receloso y reacio a dejarse engañar por nuestros señuelos.