Como en años anteriores me fui de vacaciones a Asturias para dedicarme a pescar durante 15 días.
Este año como novedad no se podía pescar ni lunes ni jueves, a diferencia de los últimos años en los que sólo quedaba como día de descanso el jueves, pero pudiéndose pescar en los cotos de trucha de captura y suelta situados en zona salmonera (Belmonte, Infiesto, Luarca…)
Plantearse 15 días de vacaciones de pesca de los cuales no es posible pescar 4 no deja de ser un inconveniente, que solventé, en parte, pescando los jueves en Galicia.
Trucha pescada con un tricóptero montado en un 18
Además de esta novedad de la normativa de pesca, las complicaciones aumentan todavía más cuando a mediados de junio se producen unas lluvias como jamás en la historia conocida de Asturias se habían producido nunca (y menos en Junio)
Dadas las circunstancias no podía esperar que la pesca fuera muy bien, como así sucedió.
Reo que pasaba de 40 cm
Las consecuencias de las enormes riadas fueron tres principalmente:
1º los ríos bajaban mucho más altos de lo normal
2º las modificaciones de las estructuras de los ríos eran de muy grandes a absolutamente increíbles con árboles arrancados de cuajo, pozos rellenados tablas desaparecidas ….
3º debido a las modificaciones de los ríos con ingentes cantidades de piedras y todo tipo de materiales arrastrados y trasladados de lugar, las eclosiones, que en los días previos a las crecidas me comentan que empezaban a ser abundantes, desaparecen y no se ve casi actividad hasta casi mediados de julio.
Esta trucha nos muestra la librea característica de las truchas de estas cuencas cantábricas.
Durante los primeros días de julio no se veía comer en superficie casi a ningún pez y al que se veía prácticamente no repetía. Tampoco se veía que estuvieran ninfeando o comiendo debajo de la película. Los ríos parecían medio muertos.
Lo malo de no ver peces activos se compensaba un poco con el hecho de que si se detectaba uno y le ponías la mosca rápidamente se la tragaba sin titubear. Se dio el caso en un sereno que vi a 6 peces y enganché 4, de los otros dos a uno le eché mal la mosca por no moverme y tardar lo menos posible y el otro era a última hora casi sin ver la mosca y en un lance muy largo.
Algunos reos mostraban marcas como si las riadas los hubieran apaleado.
Con el transcurrir de los días se empezaron a ver más peces, sobre todo pequeñas truchas y esguines de salmón, y empezó a verse algo de mosca. Conforme la situación iba cambiando también las circunstancias de la pesca iban variando y los peces ya no se comían cualquier cosa, había que adaptarse a la eclosión para evitar los rechaces.
Maca con un reo que ya llevaba un tiempo en el río.
Al final y después de pescar los ríos Miño, Eo, Negro, Cubia, Nalón, Lena y Aller (dos días en coto Luarca y Sotrondio y el resto en tramos libres) haciendo balance de la pesca puedo decir que no ha sido todo lo interesante que debería haber sido, pero que algunos buenos peces han evitado la catástrofe que podría haber sido.