El verano y el otoño son las estaciones más interesantes
para pescar estos ciprínidos a mosca debido a que con el calor están más
activos y además cuando se aproxima el invierno incrementan su actividad para
acumular la mayor cantidad de reservas, ya que durante el invierno se aletargan
y tienen una actividad muy baja casi nula.
Además con el estiaje el nivel de agua de los ríos disminuye
mucho y los podemos localizar con mayor facilidad y pescarlos a pez visto
poniéndoles la mosca, ya sea una seca o una ninfa, en el punto más adecuado
para que la puedan coger.
La mayoría de las veces están comiendo ninfas, por lo que lo
más frecuente será pescarlos a ninfa o con pequeños estrímers.
La picada puede ser muy sutil, pero algunas veces también
pueden tener una picada clara e incluso muy violenta.

Si buscamos ejemplares de buen tamaño la pelea será potente y nos costará un rato hacernos con el pez utilizando un equipo no muy pesado y ayudándonos siempre de una sacadera.
Yo utilizo una línea 6 y monofilamento del 18 como terminal,
pero algunos usan líneas del 8 y terminales del 25 lo que acorta bastante la pelea con el pez.
Como todos los peces la dificultad para pescarlos radica
fundamentalmente en la presión de pesca, si en el tramo que vamos a pescar no los
ha pescado casi nadie nos resultará relativamente fácil pescarlos, pero si el
tramo es visitado regularmente por pescadores la pesca puede resultar muy
complicada e incluso casi imposible.
Las diferencias entre estos dos ciprínidos son grandes tanto
por su localización como por la forma de picar y el desarrollo de la pelea.
Por regla general la
carpa se encuentra en zonas paradas o de muy escasa corriente y frecuentemente alimentándose
muy cerca de la orilla. La situación más
favorable, sin duda, es aquella en la que localizamos a una carpa que pegada a
la orilla avanza comiendo todo lo que encuentra por el fondo o entre la
vegetación sumergida, porque podemos aprovechar la vegetación de la orilla para
que no nos vea y cuando se encuentre a tiro
presentarle una ninfa más o menos a un palmo de su boca.
El barbo, sin embargo, es más frecuente que se encuentre en las
zonas de corriente comiendo las ninfas que derivan por el río o las que se encuentran
entre las piedra del fondo y tendremos que poner nuestra ninfa a unos 50 cm por
delante, clavando al menor signo de movimiento que haga el barbo.